El implante dental es una pieza de titanio que sustituye la raíz natural del diente. Esta pieza se integra de forma natural en el tejido óseo (osteointegración), haciendo de soporte del nuevo diente.
Un implante se puede utilizar:
- Cuando falta un solo diente. Se coloca un implante independiente que no daña los dientes adyacentes saos (a diferencia de antiguas soluciones como los puentes).
- Cuando faltan varias piezas. Se coloca un puente soportado por implantes, solución que evita el uso de prótesis, las cuales se sujetan a los dientes vecinos, los desgastan y favorecen la formación de caries.
- Cuando faltan todas las piezas. Se fija una prótesis entera sobre un determinado número de implantes y se garantiza la comodidad y la seguridad del usuario a la hora de masticar, hablar y sonreír.
La colocación de los implantes es sencilla y rápida. Se lleva a cabo con anestesia local, de forma ambulatoria. Pasadas unas semanas (de 8 a 24 en función del paciente) se practica una segunda intervención, también muy simple, para unir la prótesis al implante.
Los implantes dentales son la mejor solución, porque se integran directamente al hueso.
La recuperación es inmediata o muy breve. El paciente se puede reincorporar a su vida normal en un corto espacio de tiempo (1 o 2 días). Solo notará las pequeñas molestias de la cicatriz.
Sera fundamental, que se realice una higiene dental completa de manera sistemática y que mantenga las visitas periódicas a su especialista.
La posibilidad de sufrir un rechazo es muy improbable. Los implantes dentales están fabricados con titanio quirúrgico, un material biocompatible, inerte y estable. Cada año se colocan millones de implantes y los resultados son excelentes, con un porcentaje de éxito prácticamente total.